Durante nuestra primera clase de enseñanza de la ed. artística (Música), nuestra profesora converso profundamente con nosotras sobre el valor de la música en la vida del ser humano, como un instrumento que permite transformar la sociedad a través del despertar de la conciencia, la sensibilidad y la armonía de las personas. En este sentido considero que la música contiene un gran poder que es preciso que como futuras docentes sepamos transmitir a nuestros niños(as) para poder formar una sociedad más justa y tolerante.
La música no sólo permite a las personas expresarse, sino que también les permite conectarse consigo mismo o con un otro y con la naturaleza misma, desconectarse de sus problemas y relajarse, desarrollar distintas habilidades sociales y valores, ampliar la visión del mundo, vivir de mejor manera, desarrollar distintas habilidades cognitivas, etc.
Por otro lado, en la segunda parte de la clase realizamos un ejercicio en grupos que consistia en jugar con nuestros nombres utilizando diversos gestos corporales o pasos al momento de pronunciarlos y recalcar el acento de estos. El juego resulto ser realmente motivador y novedoso, ya que se dio espacio para la creatividad y la diversión, además surgieron muy buenas ideas .
Para finalizar ese día aprendimos a diferenciar entre distintas entonaciones al cantar nuestro nombres:
Crúsico o A tempo: El acento está puesto al comienzo o inicio de la palabra.
Anacrúsico o Alzar: El acento esta puesto en otra sílaba menos en la primera.