Durante esta clase dedicamos un tiempo a terminar y practicar la presentación de nuestros cuentos. En ese instante realizamos la coreografía que tendría nuestro cuento y nos pusimos de acuerdo en el modo en que cantaríamos el cuento.
Luego de haber practicado, decidimos en grupo realizar una primera presentación del trabajo a nuestra profesora a modo de recibir críticas que nos ayudáran a mejorar lo ya realizado hasta entonces. Y justamente fue lo que recibímos, comentarios que nos ayudaron a centrarnos en las debilidades de nuestra presentación, tales como, la falta de movilidad al contar el cuento, el poco contacto visual con el público, etc.
A partir de esas críticas decidimos ensayar más e intentar aprendernos toda la canción.
Luego del tiempo de ensayo, todas entramos a la sala de clases y cada grupo presentó frente a los demás sus creaciónes, en mi opinión salieron ideas muy buenas, creativas y bastante llamativas.
Cuando llegó el momento de presentar nuestro trabajo, tuvimos algunas dificultades pero supimos superarlas.
A mi parecer esta clase fue una gran instancia de aprendizaje y desarrollo personal puesto que me permitió descubrir que todo cuento, sea cual sea, puede ser sonorizado, todo está en la creatividad de uno. Asimismo descubrí que es posible relacionar la música con otros subsectores y que es posible hacer de una clase aburrida, una entretenida y llamativa para los niños(as).
Finalmente, el aprendizaje más significativo de ese día fue que todo esto es posible siempre y cuando uno cómo profesor(a) se desprenda de los prejuicios que tiene, de los infaltables ¿Me saldrá bien o mal? ¿Cantaré muy desafinado? ¿Me iré a equivocar? ¿Qué pensarán de mí los demás?, etc. Creo que arriesgarse y disfrutar de lo que se hace es la clave para el éxito en este tipo de actividades. Y en lo personal puedo decir que así lo hice, disfrute del momento y de esta rica experiencia.
A veces arriegarse a realizar cosas nuevas nos ayuda a descubrir facetas que desconocemos de nosotros mismos.